jueves, 14 de enero de 2021

Requiem a Wlodzmier "Bloyo" Zielinsky (cantante de Delirium Tremenz)

Las horas no cuentan segundos en el papel del compositor

Las palabras se esculpían espontáneas: interpretar el mundo era oficio

Dos soles y una madre, los sustantivos suficientes para la obra perfecta 

Los latidos, la fuerza, una mano estirada apuntando al índice que observa tu propio centro

La introspección era el encierro sin embargo el Divo tuvo que escapar al cielo


Detrás de las Tejas de la ceguera de este mundo inmundo lleno de puchos

La poesía te revestía y la disonancia se afinaba en el solo subterráneo de alcurnia

Los vivos no respiran: tu ahora ventilas el arte desde las brasas de la leña inglesa

Las locas negras, el hombre maniatado y la espesa capital ya no dicen:


Bla bla bla


Ese era el himno de la ciudad de quien se cree dueño y de ellos la burla tu sonrisa configuraba

Canta alto y fuerte con harto desafinado como cuando de niño te escuché 

y miré impávido adentro el sensible inframundo 

Solo el muerto que no sabe que esta vivo entiende y el vivo que muere busca una fórmula enrevesada

 

Adiós al ídolo, al padre, al hijo, al encierro y a las batallas celestiales entre los cables de la ciudad 

La indiferencia se terminó, hoy el compositor es feliz en la alfombra, disfrutando la audiencia 

inagotable,

El regreso a los aplausos, al parlante roto contra el piso unánime y al plató que ya nada perturba 

Todo esta en calma, sin sirenas.