miércoles, 27 de noviembre de 2024

MEMORIA DE LA ESCUELA SUPERIOR NACIONAL DE BELLAS ARTES EN LOS AÑOS 90s






 Imágenes del acto inaugural de la  exposición Color Noventas (Abril 2024).  Ministerio de Cultura .Sala Kuélap.


MEMORABILIA ENSABAP "COLOR 90's"


Quienes egresamos en los años 90s de la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes del Perú (ENSABAP) fuimos producto de toda un dinámica social y económica rica en materia social y cultural pero también de cambios que implicaron cuestiones políticas y económicas complejas. De hecho, alrededor de una álgida coyuntura de censura visualizábamos desde ya el interés que otras zonas del arte despertaban con profunda preocupación para el status quo por su desmedido poder de convocatoria juvenil y adulta, sea a través de un performance, un discurso subterráneo u otro discurso periodístico de caricaturas, las cuales se sumaban de manera artera a nuestro abordaje académico y emocional aunque aún afrancesado de cánones y métricas que nos deleitaba al delinearla, y que nos colocaba frente al aprendizaje de un lenguaje más sincrético en base a la teoría de color y el fundamento visual: libros, cuadros, artistas de renombre, galerías y modelos de todas las etnias y edades auxiliaban nuestro arduo trabajo pictórico. Así, nosotros como entidades creativas, nos constituíamos como parte de esa amalgama variopinta de sujetos y subjetividades que pululaban fuera y dentro de nuestra escuela de artes y del corazón de Lima tratando de retratarla y de interpretarnos dentro de ella.

Al ingresar a la escuela como cachimbos en el año 1992, existieron algunos ritos bautismales mejor que los agresivos, algunos afectuosos: apodos, vinos, susurros, en una sana y arremetedora competencia con los más adelantados que venían a auscultar cómo pintabas tu primer bodegón -o cómo también gozaban burlándose-. Escasos personajes se pelaron o raparon el cabello -ya que el alma de artista jamás se lo permitiría a tu zona adaptada-, así que pelucones, otros con los pelos parados, extraños rapados, teñidos y frisados permanecieron intactos y divagantes. Los que estaban por egresar y los recién ingresados se cruzaban y reconocían mostrando sus envolturas corporales con tales fachadas atestadas con ropas exóticas, ojotas, botines punk, sandalias, faldas largas, morrales, chalecos con diseños andinos y kenes selváticos de colores fulgurantes; casacas de cuero negra o de jean vaquero, largas barbas, cabezas rastas y colas que contrastaban al extremo con aquellos no adaptados de peinado honguito, quienes gustaban de la moda del nightclub, sea por una onda más formal, new wave-gótica, muy urbana y citadina que abundaba y decantaba en una lucha musical armada al interior de los talleres.

 

La escuela se componía de tres patios llenos de memoria: en el primero, balcones de estructura neoclásica y una hermosa pileta; en el segundo patio te maravillabas por la fila de dioses romanos y grecorromanos -otrora realizados por expertos artistas del renacimiento-, finamente vaciados en escayolas de alta calidad: réplicas exactas de aquellas que se encuentran hoy en los museos más refinados de Europa. Estos calcos fueron pedidos por el primer director de la Escuela Daniel Hernández: 97 calcos dispuestos en los dos primeros patios nos ingresaban a un ambiente artístico sacro santo, al cual divinizar o trasgredir -con una caricia por debajo de las telas-, de un alto y espectacular contenido academicista. Sentarse al costado de una de estas ya sea para alimentarse, hacer un sketch, tener una tertulia, romance o una copia al óleo; inconscientemente te llevaba atraído por un dios que te observaba vigilante desde arriba.

Fueron los tiempos en donde se estudiaba 6 años la escuela; el primer año suponía ser una especie de estudios generales cuando te daban una instrucción sobre todas las especialidades: pintura, escultura, grabado y como base los talleres de dibujo en las noches en la Casa Canevaro. En esa línea, el rigor académico era bastante considerable, había que tener tolerancia para las críticas, aprender la anatomía a la perfección, así como los fundamentos de la forma, del color y la simetría del cuerpo humano. Las vanguardias del siglo XX fueron nuestras grandes inspiraciones. No era fácil, algunos “tiraban la toalla” y emprendieron algún negocio o simplemente se cambiaban de carrera profetizando a lo mejor que el arte no los haría millonarios. Eran 12 horas corridas, entrabas las 9 y salías a las 9, así que en el ínterin había un preciado y esperado bocado a deglutir: el subsidiado almuerzo del restaurante concesionario La Flor de la Canela. Esos platillos eran abundantes en calorías y todo tipo de carnes raras y sopas inventadas; previamente hacías tu cola, te daban un tiquete y buscabas una mesa, una escalera o un sitio en cualquiera de los tres patios para renovar energías porque por las tardes venían los gruesos cursos teóricos, de lo creativo pasabas a lo pasivo: escuchar largas horas y lecturas por lo que más de uno procesaba el almuerzo, a veces durmiendo en plena clase, o te ibas al taller a desparramar el ser en la colchoneta del modelo. Las clases eran a tiza y pizarra verde. 

La multimedia y las proyecciones aún no llegaban, así que los famosos transparencias dentro de un carrusel de fotografías o una trasparencia eran el recurso tecnológico más novedoso. A veces algún profesor ponía una película, para adentrarnos en el mundo de la fotografía en movimiento, y nadie en absoluto se opondría. Más allá, nosotros mismos nos organizábamos para asistir a algún cine cercano para gozar de alguna película de Almodóvar, Lombardi o Bertolucci. 

Pero en aquella convivencia dentro de la escuela existían verdaderos personajes, entre profesores, directores, administrativos e incluso aquellos otros que vendían su arte, sin ser de la escuela, a las afueras de esta, y quizá de todos los personajes el más resaltante se encontraba descansando o vendiendo; al lado izquierdo un vendedor de libros de arte y al lado derecho un loco, un simpático orate o sujeto desconectado de la realidad totalmente inofensivo que dormía en una esquina entre columnas con un cigarrito en boca, chino y oscuro, semi desnudo que era modelo sin saber de algunos rápidos dibujantes. Pero lo negro de los recuerdos de su color de piel probablemente fuese por la ausencia del agua y el jabón. Era tan amable que te pedía 10 céntimos para su cigarro o te pedía que le invitaras un cigarro para luego observar sentado por horas como pasaban los carros y las carretas.

Eran las épocas del rock alternativo, de la música tecno, del New Wave, de la imperecedera salsa, el meneíto, la macarena y la música criolla. Todas sus líricas tenían que ser analizadas. En esa línea había que acordar un punto de encuentro y de debate y ese era el bar “La Arequipeña” o incluso el mismo taller, donde los recién ingresados y aquellos estudiantes ya avanzados nos "escueleaban" sobre como pintar, que pintar y a que artistas consagrados admirar. Era un aprendizaje desde adentro extendido hacia las afueras. Los vinos poblete se vendían a la vuelta y se compraban a diario por su bajo costo y rápida capacidad para embriagarte. Un botellón podía tener 5 litros y amenizar las reuniones dentro del taller o las furiosas fiestas que se organizaba por el aniversario en el mes de septiembre. La gente se volvía loca, era la fuerza de la naturaleza y la esquizofrenia del artista al ritmo de The Doors. 


Así en esta escuela que ahora es ya una universidad; los prospectos a ser artistas de renombre o infatigables profesores se exigían al máximo para alcanzar premios y medallas, ese era el incentivo, llegar a sacar la medalla de oro al final de la escuela; así que todos expandían toda su energía creativa para destacar y superar con éxito y en saludable o desgraciada competencia los exigentes jurados que te esperaban dentro de un taller asignado al sacrificio. Creías angustiosamente esperar un dieciocho, pero te ponían 12. Esa era la exigencia. No podías pensar que estabas suficientemente preparado para retratar un rostro, o diseñar un bodegón, ni mucho menos un cuerpo, pero nadie se iba a rendir hasta llegar al punto de equilibrio perfecto. Finalmente, entre el quinto y el sexto año una versión de ti mismo y tu cosmovisión ya te permitía pensar con la técnica bien aprendida tus siguientes trazos creativos; donde ya se vislumbraban aquellos que podrían tener eventualmente mejores favores en el mercado; quien no siempre era el más estudioso. Un profesor alguna vez dijo “aunque no lo creas ese, al que se le ve más relajado, que no va a los cursos teóricos, pero que se apasiona cuando pinta, es el que llega”.

 

Eran tiempos aun convulsionados de rondas de rocha-buses, marchas, huelgas, shock fujimorista, pensiones altísimas, desempleo y migraciones a donde sea; empero nosotros, los estudiantes, cuando pisábamos la escuela después de las 9am; esa anomia se desvanecía de nuestras mentes. Entrabas a un pequeño universo paralelo donde admirabas arte, te sumergías en el proceso y te admiraban por tu destreza. Un lugar donde hacías vínculos de amistad y una lista de contactos en donde a veces externos feligreses se filtraban para saber quién les podía pintar un cristo pantocrátor, una santa provinciana, un retrato familiar o un reciclado paisaje; la gente se avivaba para poder conseguir esos clientes; era un mercadito subyacente pero que a la vez ponía a prueba nuestras habilidades de hacedores de arte.

Los materiales se encontraban a una cuadra, así como alguna que otra cantina que te guiñaba el ojo. Los señores de limpieza y seguridad acompañaban amistosamente tus logros o te pedían una copita de vino, ya que su chamba era que nadie trasgrediera las leyes que el finado Daniel Hernández dejó como legado: el compromiso de crear una escuela de arte que impartiera el arte clásico europeo, su teoría, su fondo y su forma, para que cada uno posteriormente tuviera la base para poder explicar a través de un lienzo, dibujo o grabado las fantasías más surrealistas o abstractas que internalizabas en aquella época de suspicacias, periódicos chicha y de entrada a la digitalización de las imágenes. Aquella época era de arte sin redes sociales ni tutoriales, era arte de aprender observando y abstraer escuchando  la destreza de los excelentes maestros, los alrededores, los atardeceres, analizar los ambientes comerciales de ropas y lentes, tan sociales y mercantiles que te llevaban de paso a incluso olfatear al congreso que ya empezaba a bajar su nivel intelectual a la par que los diarios chichas inundaban con miles de imágenes de poco contenido nuestras imaginaciones, las cuales, en extremo resilientes no tan fácil se dejaron alienar.


          Ademar Díaz Aparicio 








jueves, 14 de enero de 2021

Requiem a Wlodzmier "Bloyo" Zielinsky (cantante de Delirium Tremenz)

Las horas no cuentan segundos en el papel del compositor

Las palabras se esculpían espontáneas: interpretar el mundo era oficio

Dos soles y una madre, los sustantivos suficientes para la obra perfecta 

Los latidos, la fuerza, una mano estirada apuntando al índice que observa tu propio centro

La introspección era el encierro sin embargo el Divo tuvo que escapar al cielo


Detrás de las Tejas de la ceguera de este mundo inmundo lleno de puchos

La poesía te revestía y la disonancia se afinaba en el solo subterráneo de alcurnia

Los vivos no respiran: tu ahora ventilas el arte desde las brasas de la leña inglesa

Las locas negras, el hombre maniatado y la espesa capital ya no dicen:


Bla bla bla


Ese era el himno de la ciudad de quien se cree dueño y de ellos la burla tu sonrisa configuraba

Canta alto y fuerte con harto desafinado como cuando de niño te escuché 

y miré impávido adentro el sensible inframundo 

Solo el muerto que no sabe que esta vivo entiende y el vivo que muere busca una fórmula enrevesada

 

Adiós al ídolo, al padre, al hijo, al encierro y a las batallas celestiales entre los cables de la ciudad 

La indiferencia se terminó, hoy el compositor es feliz en la alfombra, disfrutando la audiencia 

inagotable,

El regreso a los aplausos, al parlante roto contra el piso unánime y al plató que ya nada perturba 

Todo esta en calma, sin sirenas. 




lunes, 26 de noviembre de 2018

My little lady, mi niña, ma fille (a Fabia)

Estas en algún filo mi amor?
Francia es un lado,
un sitio de retorno,
la mano de papá
esta entre tus bellas pestañas,
tarda encontrarla
cuando la luz ciega
aunque creas no verla

No encontré nunca nadie
que cautivara mis sentidos,
si caes o si lo alcanzas,
lo más grande está entre
este vuelo al ayer y tú
mi bebé, mi nena

Es sencillo si sientes,
si recuerdas la maravilla
de haber sido concebida,
tu sonrisa de meses
meciéndola en mi alma
es un páramo de alegría
un pilar terreno,
un canto a la naturaleza
tus manos extendidas
hacia mi

Aquel día las recuerdo
sonrojo de vergüenza
me hice tu eterno tutor,
ni el fin de un mundo
me hará desaparecer,
las presencias son internas
no son de aire o arena
son de sangre, suave y tibia
fraterna y tierna
alba y flor
lluvia y amor

El ser humano es débil
sin la herencia,
la herencia es saber
es conocer el amor,
esparcir la naturaleza humana...
es ver la versión de sí mismo
en una flor rosa, espejo de durazno
alma amable, princesa en descanso,
por ti
me pienso a meditar
medito en silencio
cojo tus lágrimas y las retoco en
flamas
flamas que tocan el cielo Eiffel
de azul encanto

Eres mi amor ma fille
eres mi complitud
mi complejidad
sentido y subsistencia
la paciencia es el cómo
de la brisa bravía
en el mar de Prusia,
de París frío,
en lluvia,
sin desesperar
en camino
las hojas pardas
están.



sábado, 27 de octubre de 2018

Cat on the moon (poema)

Gata sobre la luna

Vino tinto matiz noche
Quién dibuja la estrella ?
Mejor que tus labios
magenta y malva...
Así siento la noche
cuando tú estás

Te extraño, sé que tú también
Estamos sentados
en faldas de apus
Contemplando la lluvia
No me congelo, tu me extrañas

Tu deseo de vuelo
No se compara con tu
Cielo de contención
Amor puro, lo eres todo
Niña, madre y mujer
Quédate
Tu temor esta aquí

La laguna te mira,
El jazz aprieta tu alma
La voz es deseo
La composición erotismo
Los dos, la cópula
sin tacto
Mirada perdida en clímax
del abrazo

Sin rumbo es el ser
La manera de tenerte
es un viaje...
de vuelta a la vida
El regreso es historia...
en derrota,
El abrazo...
sentidos encendidos

El hogar fluye en la arena
La costa no tiene balsas
Tú, miras hacia el sol
En el sol ardo yo
esperando me toques,
En el crepúsculo
tócame
Al amanecer
tócame
Cómo sabes
tocarme


miércoles, 10 de octubre de 2018

Difícil decir lo siento (poema)




HOLD ME NOW (Abrázame)

Difícil es decir lo siento,
menos aún girar hacia el ayer
a través de un pétalo de pasado elemental,
un silencio o un paisaje,
un cuarto verdoso en claroscuro,
la llama y la antigua lampara

Recordar no es la llama de un pecado abismal,
es el desafío de la conciencia por querer sentir,
la mirada y el soplo desde los labios puros
sin profundo oprobio 

Niego el iris impuro
desde que nadie cree en la impureza,
el viento soplará al revés
escapando del alba en Barcelona
miro el mar y sus barcos sobre un mar viridio de papel

La quietud,
es una tormenta en calma,
es un dolor que no debilita,
son las palabras cada vez más suaves
o los amaneceres tal vez menos simples

Eres una parte mía,
no te puedo dejar ir,
te veo y te huelo como  al
agua, al sol y a la lágrima,
azul diamante y laguna,

te extraño aunque tu no me extrañes
te amo, aunque tu no me ames,
estoy ahí,
aunque tu aún no,
no sé si estas,
o si no estarás...
o será que solo te deseo imaginar...

Ademar D.


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Inspired by the song Hard to Say I'm sorry, performed by the Jazz band, Chicago (1983)

lunes, 8 de octubre de 2018

Azulados: Muestra colectiva 22 artistas plásticos 5 /05/2018. 5 pm. Centro Cultural La Fábrica, Rímac. (Texto curadorial)

      Desde el ángulo de la formalidad pictórica, el azul es uno de los elementos cromáticos constitutivos del lenguaje artístico. En el mundo antiguo, en el Egipto Amarna[1] por ejemplo, el azul fue uno de los colores más exóticos y difíciles de conseguir, codiciado por reyes y altos sacerdotes. Para los antiguos griegos y otras civilizaciones paralelas, sin embargo, era un color aun no reconocible, producto tal vez de una visión aun engranada en los ocres y negros que adornaban finos dibujos y pinturas sobre diferentes objetos alfareros en aquel tiempo bastante cotizados. Fue gracias a la iconografía mariana[2], en el complejo contexto postmedieval, donde el azul fue entrando en el imaginario del artista como una idea de superioridad celestial. Sin embargo, hace 6,000 años en el antiguo Perú, el uso del azul estuvo asociado a elaboradas técnicas de producción, a rituales religiosos andinos, como en la dieta a una especie de molusco “choromytilus chorus” o choro azul, que medía de 13 a 21 centímetros de largo, que con el tiempo y su consumo desaparecería, sin embargo, era elemento básico de la mesa de los antiguos habitantes de Caral. 

En el contexto contemporáneo, el azul se descompone en una serie de gamas sobre distintas tonalidades equiparables a los infinitos grises vanguardistas, las cuales buscan un espacio, un recuerdo, una idea, un orden, un estado emocional, la línea que divide al mundo terrenal del celestial o del mundo subterráneo. Todo lo dicho se puede evidenciar desde la perspectiva visual de veintitrés artistas plásticos que reflexionan sobre su experiencia desde este color y su génesis en la historia de la psiquis, la sociedad y la supervivencia. 

Por un lado, el azul como parte de un discurso emocional se puede visualizar en los trabajos de los artistas, Lucila Fernandez, Mirella Bonelli, Marcia Castagnetto, Coqui Vela, Karin Damian, y Alicia Quispe. Ellos, encuentran en la experimentación formal desde el azul, una estrategia para representar su mundo interno a veces interpelador. En contraste, el azul también se entiende como una estrategia de aprehensión de la realidad, como en el caso de Julio Gómez, quien presenta una serie inspirada en la micro- cultura de los buses de Lima. O, como Percy García, quien establece un diálogo cercano con la iconografía del siglo XVII. Bertha Esteban reflexiona y repiensa al azul como parte de un proceso intelectual, y Nancy Angulo quien crea un orden y una armonía dentro de un universo caótico. O en sentido opuesto, el azul se vuelve un espacio de meditación sobre los sueños y la imaginación crítica, como en el trabajo de Susana Estrada. De introspección y extrospección de cara a la aguda realidad global como en el trabajo de Ademar Díaz. Y de oscuridad y de gelidéz interna como en la obra de Luz Amelia Medina. Existe además un espacio aislado para reflexionar sobre una relación espiritual desde el azul como un croma en sí mismo o color puro, como en el trabajo de Patricia Limón, Marco Antonio Torres y Juan Landeo. Persi Narvaez, Eduardo Cochachín y Lenin Vásquez se adentran en un lenguaje urbano abstracto y surrealista de fuertes tonos girando hacia una profunda nostalgia biologizando lo urbano con sueños con altas trasparencias y planos de color. 

Otros artistas de fuerte contenido emocional y notable trayectoria como Agustín Rojas Baca, Marlene Quezada, Marta Villafuerte y José Gómez se adhieren a esta muestra para plasmar una interioridad azulada en constante desarrollo. En todos ellos, artistas bellasartinos, existe un discurso en común: una investigación sobre el color azul y sus posibilidades para desarrollar un lenguaje visual paralelos al circuito formal, vinculado a una realidad no solo subjetiva sino desde sus propios sujetos sintonizados en un entorno limeño de migraciones ideológicas que los condiciona, desde distintas realidades socializantes, sobre la sonoridad de una melodía como aquella de un controversial músico latinoamericano[3] quien ya no se encuentra componiendo y recomponiendo en este planeta azul trascendiendo al mundo de los dioses mitológicos, quien compusiera el tema “Estoy azulado” para expresar una pérdida silenciosa. 

Todos estos artistas proponen hoy una nueva fenomenología local del color azul. 


 [1] Zona en donde se edificó la ciudad egipcia del Rey Akhetatón a mediados del siglo XIV a. C., la nueva capital de Egipto, con un nuevo y singular tipo de arte basado en la interacción del alto y el bajo relieve. 

 [2] Desde principios del cristianismo se profesó una gran devoción a María, esto motivó que los Padres de la Iglesia la alabaran y la describiesen de manera física y espiritual.

 [3] Gustavo Adrián Cerati, cantante y compositor argentino líder de la banda de Rock Soda Estero, fallecido el 4 de septiembre del 2014.


Texto a cargo del Colectivo Bye Paz. 

Redacción: Ademar Díaz Aparicio 

Diseño de Flyer: Jules Guillerot



Véase la nota de prensa, La Mula: https://tvrobles.lamula.pe/2018/05/09/se-inaugura-exposicion-azulado-en-el-centro-cultural-del-rimac/tvrobles/

jueves, 26 de julio de 2018

Noche de Capricornio

En solo una noche recordé todo, todo, su olor, su mirada, sus gritos de adolescencia atrasada  y de jodidas contorsiones mentales. A aquella mujer, no solo la recordaba, de cuando en vez, sino que la quería con demasiada profundidad, a veces pienso que me leía en ella. Estaría su rostro por algún motivo adormecido en algún cajón del subconsciente donde los sentimientos más agudos se archivan, pero no en la hora de esa medianoche cuando se hizo plausible en la mente de mis emociones; incontrolable, creo se modeló y me enmarqué junto a ella adentro de aquel paisaje que con delicia, una rama de arbusto la dibujaba, la adornaba, enriqueciendo su tierna y maligna sonrisa; no puedo dejar de pensar en sus pensamientos más intensos, oscuros, de demonios escondidos; en qué pensaría después de tantos años, fueron 15 ?, fueron 20 ?, como al contrario, ella fingiría decir "ya ni me acordaba", yo le decía, "casi lo recuerdo", aunque tengo la tesis de que este recuerdo estuvo debajo del velo del reciente presente tecnológico, siempre vivo en un cuarto de anticuarios. De alguna manera su oculta y tierna mirada de compleja agresividad o de gata indefensa denotaba un espejismo reflejo de mi propia conducta humana, salvaje, asustadiza y enconada.

Esa noche, aquella única noche, nos juntamos, bebimos, sonreímos nerviosamente, ene anécdotas, cosa nueva de como dos nenes en un parque a las 6pm recordando cada blasfemia que hicimos en aquellas paredes impregnadas de arte y pinturas sin sentido lógico sin en realidad haber hecho nada mas que mirarnos con deseo. Ella temblaba, solo un poco, aquello me gustaba, yo controlaba mis gestos pero a cada rato observaba la forma de sus ojos, tan perfectos, tan ideales, como aquellos ojos que soñaba cuando veía a la actriz Terry Farrel de la serie "muñecas de papel" allá por el 87, la veía a ella solo para enamorarme de esas cejas perfectas soñando tocarlas con mis lengua algún día cuando ya sentía excitaciones románticas a mis 14 o 15 años perplejo por la televisión, y, las descubrí encajadas sobre dos diamantes hace 25 años atrás y la noche de ella.

Entonces me contaba su vida fuera de Lima, en algún país frío de Europa, gélido pero pujante, sobre cómo había construído un nuevo hogar lejos de su perturbadora Lima, el pasadizo del emigrante que no soporta al limeño hipócrita y puñalero, ella lo consiguió, con un pasaporte legal: el amor afuera. No hay posibilidad de llegar mas allá, vino a vacacionar como lo hacía según dijo una vez al año, pero este año, escogió verme, no quiero profundizar, seguro escogió hacerse un recuerdo, soslayo, o el amor en el aburrimiento de la rutina de un país de Europa donde el pragmatismo cuasi monótono de trabajo, familia-casa con pocos vicios para empujar el coche financiero aunque con lánguida tranquilidad y extremas lunas, y sol rabioso.

5 cervezas pequeñas, lo que no pensé, pero imaginé: un beso largo, un par de labios demasiado carnosos para no tener que quejarte en tu vida que no besaste labios tan deliciosos alguna vez, eran en realidad volverlos a besar, después de 25 años no solo despertaban aquel viejo sentimiento, seguían los besos y pensaba, su estilo no cambia, porque mierda empiezo a sentir cariño tan rápido, si antes de la mano y adentro del cuarto esto es solo sexo, o a lo mejor tendría ese destino; estos besos nos llevaron al principio de la historia a una zona más escondida del conocido pub miraflorino, más besos con arrechura mientras descubríamos que los cuerpos más se calentaban en la atmósfera de vid y muerte, de infidelidad y de una sórdida extrañeza por unas cuantas horas de perfecto afecto. Su mirada lasciva total, tímida o fingida se querían deslizar por mi pene aun cubierto por un pantalón directo del trabajo, no me había arreglado ni bañado, ni echado perfume, ella si, olía rico, hermosamente exquisito, dama de 45; medio perplejo porque no quería imaginar que ella venía pensando en algo mas allá de lo que yo condicionara, una conversación o solo un beso.. cuando dos noche anteriores solo habíamos visto un Cerati falso con unos amigos y de ahí todos nos guardamos, la celosa circunstancia la llevó a guardarse. Pasé a través de una ventana del tiempo a un violento salto de agarres, de ternuras y malicias. Ella y el anillo hacía lujurioso el previo provocador en el diálogo: "¿haz estado alguna vez con alguna mujer casada antes?" después al aro ya no lo vi, o no lo rocé con alguna parte de mi pegajosa y extraviada piel.

Se me presentaba apurada, me enredaba en su confusa y conocida forma de controlar la guerra entre sexos opuestos en la escala moral, me preguntó "¿que haremos?", yo: "vamos aun lugar más tranquilo".  Estilo de un encuentro de dos civilizaciones era invadirnos hasta el cansancio; pero no nos cansamos, fue lo más penoso, cuando llegas a la cima del encuentro corporal, es cuando mas rápido te bajas del taxi hacia la carretera del quejido por esa pizca de amor que se escapaba por presión de un bebé y un matrimonio por detrás que conmigo no tenía nada que ver, a no ser como depósito del diablo de la belleza. Le dije : "Eres bella, muy hermosa", me dijo, " ya estoy vieja...a mi me han dejado de decirme así hace tiempo.." con ojos húmedos. Creo ella nunca me quiso cuando era mocoso, le gustaba patear fuerte, hacer vainas solapa, yo la quise, pero era insoportable, las circunstancias eran otras, dos jóvenes orates, aprendices de artistas y amantes que nunca saldríamos del fantasmal claustro del rol entero de la inseguridad de padre y madre represores, el cual también remembrábamos: condiciones que crea al artista y su intrincada complejidad, manifiestas en un acto de rápido e intenso calor, excitación, sudor, campos táctiles de poros y frotaciones detallistas, azarosas y dolorosas, con el pubis golpeado y 6 labios degustados a fuego lento en la cortedad del tiempo, no había razón para acabar, solo razones para amanecerse pero así no fue; concluyó la noche, diciéndole yo: "Necesitaba besar a alguien", minutos antes me dijo "acaso no has tenido chicas bellas?", seguramente no, no como tú capricornio.






Imagen: "La Hija de América". Óleo sobre lienzo. 100 x 120. Obra de lenguaje abiertamente social en todo caso político y de interpretación sexual afín a mi modo de visualizar la incesante realidad de dos hemisferios que no agotan las crucifixiones, o dos zonas cuya lectura indistintamente sea de izquierda a derecha, hombre y mujer sobre la borrosa plataforma bélica y moral, sirva de objeto para cuestionarse si nuestros propios mapas mentales la reproducen; dejo al cóndor reposar sobre la libertad impregnada de cientos de etiquetas que la empoderan desacralizándola.